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El Congreso de la Raza a través de la mirada de la Revista de Revistas (1925)

Por Verónica Aguilar y Susana Zaragoza


Feminismo, palabra que durante estos últimos años ha vuelto a sonar en las calles de la Ciudad de México y en varias partes del mundo. El feminismo ha sido una rebelión que iniciaron las mujeres para tener los mismos derechos y oportunidades que los hombres. De acuerdo con Patricia Galeana, esta rebelión aún no concluye, y ha pasado por distintas etapas: en la primera pelearon por sus derechos laborales, luego por su derecho a la educación, después lucharon por sus derechos políticos y ahora luchamos por nuestro derecho a decidir sobre nuestro cuerpo y por una vida sin violencia.[1]


En México, de acuerdo con Gabriela Cano, la palabra feminismo comenzó a utilizarse en los últimos años del sigo XIX y para inicios del XX el término se había vuelto común en los medios cultos de la capital del país. En ese momento el feminismo reivindicaba la igualdad entre mujeres y hombres en lo relativo a la capacidad intelectual y a los derechos educativos de ambos sexos. De acuerdo con Cano, el feminismo de los siglos mencionados estaba influenciado por el pensamiento liberal, por lo que veían en la educación racional y laica la forma de alcanzar sus metas: “la dignificación del papel de esposa y madre, y la ampliación de la influencia de las mujeres en la familia y de los márgenes de su autonomía individual”, dando un lugar secundario a la igualdad de derechos ciudadanos, lo veían como algo deseable, pero posible únicamente en un largo plazo.[2] Siguiendo con la autora Gabriela Cano, las ideas emancipadoras de las mujeres de aquella época se manifestaron a través de diversas revistas femeninas a partir de 1880. Estas revistas buscaban ampliar la cultura de las féminas y enaltecer el papel de esposa y madre de familia. Algunas de estas revistas fueron dirigidas y redactadas por editoriales conformadas por mujeres.[3]


En 1900 la oposición al gobierno de Porfirio Díaz incorporó a las mujeres en la actividad política. Pero como se dijo antes, ni el sufragio ni la igualdad de derechos les interesaron en la organización ni en la propaganda de la causa. Sin embargo, al finalizar la Revolución Mexicana esto cambió, pues pidieron su derecho al voto y llamaron a las mujeres a “ejercer su influencia en la sociedad a través de la acción política.” Lamentablemente, el sufragio femenino fue denegado por el Congreso Constituyente en 1917.[4]

El estado de Yucatán apoyó al movimiento feminista, pues el gobernador de entonces Salvador Alvarado (1915-1918) creía que a través de ellas podía combatir la influencia de la iglesia en la sociedad. En 1916 se llevaron a cabo en este estado dos congresos feministas que buscaban crear un consenso en torno a las reformas educativas y sociales que habían sido impulsadas por Alvarado.[5] Hermila Galindo provocó un escándalo en estos congresos, pues “afirmó que los impulsos sexuales de las mujeres eran igualmente poderosos que los de los hombres, y propuso una educación higiénica femenina”.[6]

En la década de los 20 del siglo XX surgió el Consejo Feminista Mexicano, el cual, tenía propósitos políticos. Es en esta década en la que las mujeres luchan por tres diferentes aspectos:

1) Económico: igualdad en el salario, seguridad en el empleo y protección a la maternidad.

2) Social: dormitorios y comedores para trabajadoras, regeneración de prostitutas y formación de agrupaciones libertarias.

3) Político: reforma al Código Civil e igualdad de derechos ciudadanos.[7]


En 1922 la Secretaria de Relaciones Exteriores y la Secretaria de Educación Pública dio el aval para que el Consejo Feminista Mexicano aceptara la invitación a la Conferencia Panamericana de Mujeres en Baltimore, Maryland, la cual fue organizada por la Liga de Mujeres Votantes de los Estados Unidos. De acuerdo con Gabriela Cano las representantes de la Secretaria de Educación Pública fueron Eulalia Guzmán, Elena Torres y Luz Vera, por su parte, las representantes del Consejo Feminista Mexicano fueron Julia Nava de Ruisánchez y María Rentería de Meza. Los acuerdos a los que llegaron fueron respecto a los derechos civiles, políticos, divorcio, moral, sexualidad, control de natalidad, prostitución, protección social a niños y mujeres, problemas económicos, educativos, servicio a la comunidad y moralización de la prensa. De acuerdo con Cano, estos tópicos estuvieron marcados por las diferencias entre las participantes. Un ejemplo de esto se puede ver cuando muchas congresistas no coincidieron con la propuesta de amor libre que hizo Elvia Carrillo Puerto, delegada del estado de Yucatán.[8] Puerto fue una de las participantes del Congreso de Mujeres de la Raza, del cual habla un artículo presente en la Revista de Revistas de 1925. Revista que hablaba sobre diferentes tópicos dirigidos principalmente a las mujeres. En esta revista se pueden leer anuncios sobre cómo subir de peso, sobre la revolucionaria invención de entonces para las mujeres: toallas femeninas, habla sobre los deberes de las mujeres en su casa y sus esposos, moda, etc. Es por esta razón que destacó ante nuestros ojos el artículo que habla sobre las mujeres que se reúnen para discutir sobre sus derechos, pues contrastaba con otros artículos que como mencionamos, hablaban sobre el lugar de la mujer en la sociedad mexicana: su casa. Nos sorprendió también que, a diferencia de otros artículos, este estaba repleto de fotografías de las participantes de dicho Congreso.


A continuación, una pequeña transcripción de este artículo:

Las fotografías que se presentan se encuentran en un artículo de la revista Revista de revistas publicado el 19 de Julio de 1925. El artículo se titula “El Congreso de Mujeres de la Raza” (Fotografía 1) y dice lo siguiente:


Como saben nuestros lectores, el domingo 5 del presente mes inauguró sus sesiones el Congreso Internacional de Mujeres de la Raza, que oportunamente fue convocado. Las reuniones del citado Congreso se efectuaron en el salón de actos de la Escuela Nacional de Ingenieros, habiendo sido presidida la apertura de sus labores por el señor Gilberto Valenzuela. A esta Asamblea interamericana asistieron delegadas de algunos otros países, como de Cuba, Panamá y Guatemala, comenzando sus trabajos el Congreso en medio de un ambiente cordial que hacía surgir fructíferos resultados del mismo; pero la intransigencia de algunos elementos radicales y la violencia de las discusiones de ciertos asuntos de carácter político y religioso, originaron que la reunión feminista viera torcidos sus fines y que la Mesa Directiva, formada por elementos moderados, declarara la clausura.

Del propio Congreso el domingo 13, suscitándose con ello un cisma entre las componentes de la corporación. Como la reunión del, tantas veces citado, Congreso marcó indudablemente una fecha memorable en los anales de la vida femenina mexicana, hemos reunido en este número una amplia información gráfica acerca del mismo, que ofrecemos a nuestros lectores como una documentación para el futuro.

Informadores imparciales de los acontecimientos más salientes que se registran en esta capital de la República, ignoramos al escribir estas líneas cuál será el resultado de las divisiones que tuvieron lugar en el seno del Congreso, concretándonos únicamente a insertar esta serie de fotografías, cuya aparición creemos de verdadero interés para todo aquel que se preocupe por el estudio del desarrollo del feminismo en América Latina y en nuestro país en particular[9].


Fotografía 1.

De Izquierda a derecha 1. La delegada señora María B. de Mucs.2. La delegada María del R. Cortina, que en la primera Convención de Mujeres de la Raza se distinguió por su cordura y acierto. 3. La señorita Evangelina Quesada, una de las delegadas más prominentes de la Convención. 4. La señorita Elvia Carrillo (….), la feminista más radical. 5. La señorita Margarita Lechuga, otra de las más destacadas feministas mexicanas. Al centro: grupo de delegadas al Congreso.


El artículo no menciona el propósito del congreso, sin embargo, gracias a las fotografías publicadas se pueden identificar algunas mujeres líderes feministas, como Elvia Carrillo (Fotografía 2), mencionada en el pie de foto como la feminista más radical. Elvia Carrillo Puerto (1878-1968), mujer yucateca apodada “La Monja Roja” por sus tendencias izquierdistas, fue maestra rural que fue electa diputada en 1923 y se considera la principal impulsora del feminismo en México; en el momento del Congreso tenía 45 años pero ya era políticamente activa desde los 19 años en Yucatán. Colaboró en la fundación de las Ligas de Resistencia Feministas, campañas de alfabetización y de higiene femenina y de control de la natalidad. Fundó junto con su compañera socialista y feminista Elena Torre, la Liga feminista Rita Cetina, que reunía sobre todo a obreras, maestras y empleadas de gobierno.

Desde 1925, (fecha del Congreso de las mujeres de la raza) hasta los años cincuenta Elvia Carrillo fundó un sinnúmero de ligas feministas, recopiló cientos de miles de firmas en favor de la legalización del voto femenino y tuvo entrevistas al respecto con todos los presidentes de la República Mexicana hasta que en 1953 se le otorgó a la mujer el derecho de votar en elecciones presidenciales. Mientras tanto, Elvia ocupó diversos cargos en instituciones gubernamentales como trabajadora social, investigadora y oficinista. El principal proyecto de Elvia Carrillo Puerto durante su carrera política fue el desarrollo educativo de las mujeres.

Cabe mencionar que Los Congresos Feministas de Yucatán fueron el estandarte que por primera vez en la historia del país representaría el ímpetu de las mujeres por trascender en espacios y actividades ajenas a lo doméstico. En esos Congresos las demandas femeninas fueron el derecho al voto, a la educación, al control de la fertilidad, al trabajo y al divorcio[10].


Fotografía 2. Elvia Carrillo Puerto.

De las otras mujeres que aparecen en la fotografía del artículo de Revista de Revistas se tiene o poca o ninguna información precisa, pero la presencia de esta mujer es evidencia de que el Congreso Internacional de las mujeres de La Raza tenía como objetivo discutir asuntos serios con respecto a los derechos y libertades políticas de las mujeres, pudiendo ser derecho a voto uno de los temas principales y habiendo la muy posible presencia de muchas mujeres sufragistas de toda América Latina.

El artículo no hace evidente los temas que se discutieron, eso puede ser debido a que la forma de tratar los temas “femeninos” en la Revista de revistas se apega al constructo social de lo que debía ser una mujer a principios del siglo XX, es decir, a la idea de que la mujer era “el ángel del hogar” que aunque poco a poco iba teniendo más oportunidades de ser instruida, debía usar esa educación adquirida para guiar moralmente a sus hijos por el camino del bien, para apoyar a su marido a alcanzar sus ideales, para tener como aspiración máxima sugerir, inspirar y obedecer, no para mandar pues “era algo muy grave para las inteligencias femeninas”[11]

Aunque no aparece en las fotografías del artículo seleccionado, se considera importante mencionar que en la página siguiente a dicho artículo aparece la fotografía, sin ser mencionada en ninguna nota en especial, de Harriette “Carrie” Chapman Catt (Fotografía 3), titulada “Mrs. Harriette Chapman Catt, prominente líder feminista de la vecina República del Norte, que visitó nuestro país hace poco”[12]. Carrie Chapman (1859-1947) fue una líder sufragista estadounidense, coordinadora del movimiento sufragista en su país, participó como organizadora y líder en 1915 de la Alianza Internacional de la Mujer Sufragista, en la que estaban incluidas organizaciones de mujeres de 32 países del mundo, y logró el respaldo del senado. Su activismo fue fundamental en la aprobación de la Decimonovena Enmienda a la Constitución de Estados Unidos, que otorgó a las mujeres el derecho al voto en 1920 [13]


Fotografía 3. Harriette "Carrie" Chapman Catt

La fotografía de Carrie Chapman aparece ilustrando otro artículo que nada tiene que ver con las sufragistas, pero el hecho de que el pie de foto mencione que estuvo en México hacía poco de publicarse ese ejemplar es un indicio de la presencia del Movimiento de mujeres sufragistas en México que probablemente se hizo presente en el Congreso Internacional de Mujeres de La Raza.

Muy poca información se tiene de dicho congreso, Gabriela Cano lo menciona vagamente en su artículo Más de un siglo de feminismo en México, en el que efectivamente, como, lo menciona la Revista de revistas no se llegó a ningún acuerdo y la reunión terminó al poco tiempo de haber empezado por la polarización política que había entre las organizadoras de ideas más conservadoras: Sofía Villa Buentello y por otro lado, identificadas como izquierdistas, Elvia Carrillo Puerto y María del Refugio García. Mientras que las izquierdistas priorizaban los aspectos económicos de la condición femenina y los problemas de las mujeres trabajadoras, Villa de Buentello se interesaba por cuestiones morales y jurídicas, mencionando la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, pero se oponía tajantemente al divorcio[14].

La Revista de revistas no explica los motivos del congreso ni de las diferencias que lo llevaron a su fin, pero el énfasis en la “imparcialidad de la revista” ante dicho suceso y de el “fracaso” de la reunión, puede ser un indicador de una postura que menosprecia los movimientos y organización femeninos y la inexistencia del interés en un cambio en la estructura social mexicana de principios del siglo XX, que le da un papel muy específico a la mujer y claramente no es la participación política. Sin embargo, su registro fotográfico, sirvió, como el mismo artículo irónicamente lo indica en su conclusión, para seguir el rastro de las luchas feministas de principios del siglo XX, particularmente su situación en los años 20.


Mujeres que participaron en el Congreso:

María B. de Mucs
Margarita Lechuga
María del R. Cortina

Evangelina Quesada
Antonia Corona Romo
Jovita B. de Cortina


Elvia Carrillo Puerto


Congreso de Mujeres de la Raza.





Bibliografía.

· Cano, Gabriela, “Más de un siglo de feminismo en México” en Sujetos e Identidades.

· “El Congreso de Mujeres de la Raza”, en Revista de revistas, 19 de Julio de 1925 en Hemeroteca Nacional de México.

· Galeana, Patricia, La historia del feminismo en México, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Jurídicas, Instituto Belisario Domínguez, 2017.

· “Notas para el feminismo”, Revista de revistas, 19 de Julio de 1925 en Hemeroteca Nacional de México.

· Rutgers Eagleton Institute of Politics,” Carrie Chapman Catt” Teach a Girl How to lead.

· Villagómez Valdés, Gina, “Mujeres de Yucatán: precursoras del voto femenino”, Revista de la Universidad Autónoma de Yucatán, no. 225, Segundo trimestre de 2003.


[1] Patricia, Galeana, La historia del feminismo en México, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Jurídicas, Instituto Belisario Domínguez, 2017, p. 102. [2] Gabriela, Cano, “Más de un siglo de feminismo en México” en Sujetos e Identidades, p. 345. [3] Ibidem, p. 346. [4] Ibidem, p. 347. [5] Ibidem, p. 349. [6] Ibidem. [7] Ibidem. [8] Ibidem, p. 350. [9] “El Congreso de Mujeres de la Raza”, en Revista de revistas, 19 de Julio de 1925, p. 24-25 en Hemeroteca Nacional de México. [10] Gina Villagómez Valdés, “Mujeres de Yucatán: precursoras del voto femenino”, Revista de la Universidad Autónoma de Yucatán, no. 225, Segundo trimestre de 2003, p. 3-8. [11] “Notas para el feminismo”, Revista de revistas, 19 de Julio de 1925, p. 26-27 en Hemeroteca Nacional de México. [12] Ibidem. [13] Rutgers Eagleton Institute of Politics,” Carrie Chapman Catt” Teach a Girl How to lead pp. 1-2. [14] Gina Villagómez Op. Cit., pp. 3-8.



Verónica Alejandra Aguilar Hernández estudió el propedéutico en Instrumentista en Contrabajo en la Facultad de Música de la UNAM. Cursó el diplomado en Investigación Musical del Instituto Nacional de Bellas Artes y actualmente es pasante de la licenciatura en Historia de la Facultad de Filosofía y Letras, también de la UNAM.





Susana Alejandra Zaragoza Tejero estudió Ingeniería Agroindustrial en la Universidad Autónoma Chapingo y la Maestría en Ciencias en Desarrollo Rural Regional el la misma universidad, actualmente estudia la carrera de Historia en la Facultad de Filosofía y letras de la UNAM.


 
 
 

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